Reloj de arena

La primera que escuché de Fito fue en el piso de Pamplona, por qué no decirlo, envuelto en una neblina de humo de marihuana que yo no fumaba. A Joseba del Valle, mi compañero de vivencias y convivencias junto a Roberto en la uni, le gustaba poner ‘Soldadito marinero’ mientras me ganaba uno tras otro todos los partidos del Pro Evolution Soccer en la play. Éramos muy distintos los tres: Joseba, de Bilbo, juerguista, auténtica enciclopedia del fútbol, amante de Maradona, Bob Marley y derivados y poco dado a la asistencia a clase (afición que me contagió). Roberto, de Ponferrada, discreto al principio, con expediente académico de escándalo, clavadito a Harry Potter, con estética pop-indie y muy, muy paciente para aguantar tres años a dos zánganos (en la RAE «hombres holgazanes que se sustentan de lo ajeno», entre otras lindezas). A cambio, él nos traía empanadillas de su madre de dos metros cuadrados. Teníamos para toda la semana.

Roberto y Joseba, haciendo no sé qué

Ya me estoy yendo por un ramal. Sólo quería decir que me gusta una canción de Fito, ‘Como pollo sin cabeza’. Es de su nuevo disco, y habla de un señor muy raro que vive en una chabola. Es feliz hablando con la gente, y le gusta quedarse mirando las estrellas con un catalejo. Cuando le duelen los recuerdos, se los cura con ginebra. Quiere enterrar el tiempo dentro de un reloj de arena. Me gusta el estribillo y la historia. Seguro que hay muchos como él ahí fuera.

Me voy a dormir.

Un comentario en “Reloj de arena

  1. qué tiene tu veneno, que me quita la vida sólo con un beso.

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